Poco a poco descubrimos esta ciudad.
A 800 kilómetros al norte de Bangkog y siendo la ciudad más grande del norte de Tailandia la sentimos intensa, humeante, diferente.
Salimos a caminar, olvidando cualquier guía, referente o post que nos pueda guiar, para descubrir la ciudad a nuestra manera.
Unos minutos nos bastan para darnos cuenta de que el peatón no es una prioridad en la concepción de la ciudad. Se hace difícil andar despistados, como nosotros ahora mismo. Aceras deshechas y no aceras, obstáculos angulosos y orgánicos y paso de peatones invisibles nos acompañan durante todo el camino.
Buscamos información en los detalles, detalles en los objetos. Nos dejamos llevar intentando encontrar los momentos cotidianos que nos ofrece esta ciudad.
Empezamos a nutrir nuestra retina de imágenes y la armonía que es capaz de regalarnos dentro de todo su caos esta ciudad.
Colores, sonidos y aromas.
Construimos nuevas imágenes en nuestra mente con el calor de la gente.
Empezamos a sentir que algo en esta ciudad nos atrapa.
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